martes, 29 de mayo de 2007

La Cerveza y el deporte :)

Dicen que la Naturaleza es sabia y que lo mejor es darle al cuerpo lo que pide. Tras un ejercicio físico prolongado como un partido de tenis o de fútbol, o un día de esquí en Sierra Nevada, lo que “pide” en este caso es “una cerveza fresquita”, asegura Manuel Castillo, médico y organizador de la investigación que la Facultad de Medicina ha llevado a cabo para comprobar los efectos saludables de esta bebida en la salud de los deportistas, y cuyas conclusiones se darán a conocer hoy en el Simposio ‘Cerveza, Deporte y Salud’.

Siempre de forma moderada, el consumo de cerveza favorece la rehidratación que se necesita después de un ejercicio físico, y más si es al aire libre y con temperaturas elevadas. Sus ingredientes, muy básicos (agua, cebada y lúpulo) y poca graduación, hacen que tenga “un perfil excelente” para facilitar esa hidratación, dijo el cardiólogo y ex jugador de Baloncesto Juan Antonio Corbalán.

Las vitaminas del grupo B que contiene una caña así como su alto nivel de carbohidratos, proporcionan energía y además estimulan el apetito. Pero también contiene maltodrextinas, que sirven para corregir la hipoglucemia. Todos estos nutrientes ayudan al deportista a rebajar el nivel de estrés que se puede presentar en los entrenamientos y competiciones.

Es antioxidante, porque cuenta con un elemento llamado polifenoles, que junto a la vitamina B, la convierte en una bebida beneficiosa para el corazón. Dato aportado también por Corbalán, quien dijo que, a pesar de que aún no tienen los resultados definitivos del estudio, “me atrevería decir que después de la práctica de un deporte, después del agua, la primera bebida más saludable es la cerveza”. Pero va más allá: “Sólo con agua, el deportista tiene unas limitaciones, porque la cerveza le proporciona ingredientes que ésta no tiene, como los hidratos de carbono”.

Según ha contado Manuel Castillo, las propiedades de la cerveza entre los deportistas se han confirmado después un experimento en el que un grupo de personas fueron sometidas a un intenso ejercicio físico en una habitación a 40 grados de temperatura. Al terminar, a unos se les dio sólo agua y a otros, además, dos tercios de cerveza. El resultado, según este doctor de la Universidad de Granada, es que los que habían consumido la bebida de cebada tenían una mayor tolerancia a un esfuerzo físico posterior y se sentían con menos estrés para afrontarlo.

Y por si alguien no termina de creérselo, en rueda de prensa han acompañado a los responsables del estudio dos deportistas granadinos: Gonzalo Sánchez, jugador del Club Baloncesto Granada, y Esther Ribera, de la selección Española de Voley Playa. Mientras el primero aseguró que los técnicos recomiendan a los baloncestistas la ingesta de cerveza “a mediodía” para “afrontar mejor el entrenamiento de la tarde”, Ribera reconoció que “los preparadores también nos invitan a que bebamos cerveza, sobre todo después de la competición, porque nos ayuda a recuperarnos”.

La cerveza no engorda

Para el resto de los humanos, la cerveza es igualmente recomendable. En las famosas Pirámides de la Alimentación Saludable, tanto ésta como el vino se pueden consumir a diario y son más recomendables que los embutidos y las carnes grasas o la bollería y los dulces, que están en la cúspide.

Además, no engorda. Al menos si se toma de forma moderada. Según el estudio, la célebre ‘curva de la felicidad’ se produce por la variante DD del gen de la enzima conversora de la angiotensina, que es la que favorece la acumulación de grasa en el abdomen. Sin embargo, si se hace ejercicio normalmente y se sigue una dieta equilibrada, no tiene por qué desarrollarse esa variante. Además, cien gramos de cerveza (una caña) contiene 45 kilocalorías, y si es sin alcohol, se reduce a 14.

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