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viernes, 17 de mayo de 2013

El Triptófano y el Sueño


La Melatonina regula el sueño y fortalece el sistema inmunológico, cadena de reacciones desde el triptófano hasta Melatonina:

Triptófano —► 5-Hidroxitriptófano (5-HTP) —► 5-Hidroxitriptamina —► Serotonina (5HT) —► N-acetil-serotonina —►Melatonina

La melatonina es una hormona producida por la glándula pineal. Es una estructura de tamaño de un grano situada en el centro del cerebro. La secreción de melatonina se produce durante la noche en reacción a la oscuridad. Alcanza nivel máximo a media noche, y disminuye en la mañana. La síntesis y el poner en circulación la melatonina son inhibidos por la luz: es la hormona del grado/ritmo circadiano. La cantidad de melatonina producida por nuestro cuerpo aminora a medida que envejecemos. Los científicos creen que esto puede ser una de las claves por que la gente joven tiene menos problemas para dormir que la gente mayor. La melatonina es una hormona hidro-soluble y liposoluble que el organismo metaboliza de una manera rápida. Cuando el hombre envejece, la glándula pineal se calcifica y produce menos melatonina. Los niveles de melatonina son abundantes en los niños, disminuyen con la pubertad y declinan regularmente, más de 90%, hasta los 70 años de edad.

La melatonina es una molécula clave en la regulación del ciclo sueño-vigilia en seres humanos, mientras que la serotonina, sintetizada en el cerebro, juega un papel importante en la mejora del estado de ánimo, la saciedad y la regulación del sueño. La melatonina estimula el sistema inmune y protege el sistema nervioso central. También influye positivamente en el sistema reproductivo, cardiovascular y neurológico. La melatonina es un antioxidante, que protege cada parte de la célula y de cada célula de el organismo, incluyendo las neuronas. Más de 100 enfermedades degenerativas (incluyendo las cataratas, la degeneración macular de la retina, la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson, la osteoartritis, etc...) se asocian a la reducción de las defensas antioxidantes del organismo. La oxidación es también un factor principal del proceso de la vejez de hecho, la melatonina puede ser como el DHEA, el producto más eficaz de salud preventiva y lo menos costoso posiblemente que existe.

Cuando hay oscuridad la serotonina se transforma en melatonina, la hormona del sueño. Una deficiencia de serotonina implicará muy poca melatonina en la noche, y eso significa que tendremos problemas para dormirnos o tendremos un sueño interrumpido, muy ligero y poco reparador.

Ciertas frutas y verduras son ricas en serotonina, pero el acceso de serotonina exógena al sistema nervioso no es fácil debido a la barrera hematoencefálica del cerebro. Sin embargo, sendas moléculas se sintetizan a partir del triptófano, un aminoácido que sí atraviesa con facilidad esta barrera cerebral. En el caso de la melatonina, su secreción a la sangre por parte de la glándula pineal es muy intensa en la oscuridad (durante la noche). Es por ello que puede interesar incluir en la cena alimentos ricos en triptófano, un compuesto que permite al organismo sintetizar serotonina y melatonina.

La catedrática de Fisiología de la Universidad de Extremadura Carmen Barriga, especialista en Crononutrición, que recomienda a las personas que padecen insomnio y a las que les cuesta conciliar el sueño tomar antes de dormir un vaso de leche caliente con una cucharada de azúcar y unas galletas.

Esta fórmula, según explica Barriga, es la combinación perfecta, ya que tanto los cereales como la leche son
alimentos ricos en triptófano, el aminoácido encargado en nuestro organismo de sintetizar la hormona melatonina, sustancia implicada en la inducción al sueño.

Pero no es el único alimento que puede ayudar a conciliar el sueño por la noche. De hecho, todos los alimentos que contienen triptófano, o incluso serotonina o melatonina, son idóneos para tomarlos al anochecer o en la cena. Así, l
os plátanos, las cerezas, los cereales, el tomate, la lechuga, el pescado, los frutos secos o los frutos rojos pueden ayudar a dormir bien y obtener un sueño más reparador. Por el contrario, debe evitarse en las últimas horas del día frutas ricas en vitamina C como la naranja o el kiwi, bebidas como el té o el café o carnes rojas y embutidos ricos en tiroxina, "un aminoácido precursor de las catelocaminas y dopaminas que son las que nos hacen estar despiertos" afirma la investigadora. Estos productos es recomendable consumirlos durante la mañana. Además de la eterna sugerencia de no consumir bebidas estimulantes, gaseosas de cola y café después de las seis de la tarde, es importante que evite las grasas durante la cena para librarse de problemas digestivos que le ocasionen desvelos.

De igual manera, procure sustituir las copiosas comidas nocturnas por alimentos más ligeros, como un sándwich de pavo y un plato de cereal con yogur. En caso de que prefiera ingerir carbohidratos como arroz, pasta y papas, trate de no abusar con la cantidad y la frecuencia, pues aunque su composición favorezca el buen dormir, el consumo excesivo puede acarrearle problemas de sobrepeso.

Se recomienda una cena ligera a base de carbohidratos. Si durante el día tenemos un buen aporte de triptófano, se recomienda una cena de hidratos de carbono para inducir el sueño y relajarse. Si se consumen proteínas, los aminoácidos presentes compiten directamente con el triptófano para pasar la barrera hematoencefálica, evitando así su conversión en serotonina y melatonina.

Pero, ¿qué alimentos contienen triptofano ? Los alimentos ricos en proteínas, en general, también lo son en triptófano (pescados, huevos, pollo, pavo); además de otros como legumbres (en particular la soja y sus derivados, como el tofu), los frutos secos (nueces, cacahuetes...), las semillas (sésamo, pipas de calabaza) y algunas frutas (plátano, piña y aguacate). Al mismo tiempo, los carbohidratos desencadenan una respuesta en la secreción de insulina que mejora la biodisponibilidad de triptófano en el sistema nervioso central.
Para sintetizar la serotonina y para que se dé una buena conexión nerviosa, el organismo, además de triptófano, requiere de otros nutrientes como los ácidos grasos omega 3 y oligoelementos como el magnesio y el zinc. El pescado azul, las nueces y las verduras de hoja verde tampoco deberían faltar. Todo esto puede resultar de interés a personas susceptibles a sufrir depresión o a quienes tienen problemas para conciliar el sueño.

Alimentos como el pavo y el aguacate son muy ricos en triptófano y excelentes para la cena: el pavo es una de las mejores fuentes de proteína (siempre y cuando sea campero), y el aguacate tiene fibra y grasas saludables. Son una combinación excelente para garantizar un nivel estable de insulina durante la noche.

Sin embargo, también sabemos que se requiere que haya suficiente glucógeno en el cuerpo (es decir, carbohidratos almacenados en los músculos y en el hígado) que se pueda enviar al torrente sanguíneo para que el triptófano pueda pasar al cerebro y transformarse en serotonina (que luego, en la oscuridad, se transformará en melatonina).

Si el hígado se llegara a quedar sin glicógeno durante la noche, se enviará una señal de alerta al cerebro y éste comenzará a producir cortisol, la hormona estresada, y además liberará adrenalina (que promueve la producción de glucosa a partir de los músculos). Ambas hormonas hacen que uno termine engordando.

El triptófano que comamos en la cena lo aprovecharemos mejor si lo comemos acompañado de un poquitín de carbohidrato saludable, que no nos produzca picos de insulina. Un carbohidrato saludable bueno para la cena piede ser: arroz integral, patata dulce (boniato), unas nueces o almendras, o leguminosas. Todo en poquita proporción. Por supuesto, los vegetales también son una excelente fuente de carbohidratos saludables.

Pero no sólo el triptófano, la vitamina B6 y el magnesio ayudan a conciliar el sueño. La lechuga es uno de los vegetales tradicionalmente utilizados para favorecer el buen dormir, debido a que cuenta con un principio activo denominado lactucario, que tiene un efecto sedante.

Menús como ejemplo

  • Menú 1: Sopa de arroz y verduras, salmón al horno con majado de frutos secos e infusión relajante. 
     
  • Menú 2: Ensalada de pasta (o arroz) con pollo, aguacate, espinacas, germinados y nueces, y arroz con leche de soja y avellanas.
La verdad es que el organismo tiene un límite para digerir la comida: si comes demasiado, sólo una parte se digerirá (se aprovechará para su uso) y el resto se almacenará. La cena no es la excepción, así que lo más conveniente es que mantengas tus comidas (incluída la cena) en porciones pequeñas. Unas 400 calorías es el tamaño ideal para una comida.

Además, no queremos perturbar nuestro sueño nocturno con un estómago en plena digestión. Por eso, además de cenar en cantidades más bien modestas, hay que tratar de hacerlo unas dos horas antes de irse a la cama.

En el marco de una dieta para adelgazar, no es recomendable cenar muy tarde (y mucho menos si es carne, que tarda un poco más en digerir que otras proteínas), y tanto el plátano como la piña tienen demasiada azúcar como para comerlos en la noche.

Fuentes:

Wikipedia
http://elblogdeltriptofano.es
http://minuevadieta.blogspot.com.es

martes, 14 de mayo de 2013

El Triptófano. Definición y Beneficios

El Sistema Nervioso Central está regulado casi completamente por aminoácidos y péptidos. Algunos de ellos cumplen la función de neurotransmisores a nivel de la sinapsis neuronal. De esta función se deriva su importancia en el estudio de trastornos orgánicos, psíquicos y psicorgánicos.

El Triptófano es el precursor de la Serotonina (5HT) y ésta a su vez lo es de la Melatonina y es capaz de atravesar la barrera hematoencefálica, la serotonina no. La deficiencia de Triptófano se encuentra en pacientes deprimidos y en los suicidas. Está implicado en el crecimiento y en la producción hormonal, especialmente en la función de las glándulas de secreción adrenal. Interviene en la síntesis de la serotonina, neurohormona involucrada en la relajación y el sueño. Se trata de un tratamiento natural para: Ansiedad, Depresión, Insomnio, Perdida de Peso, Tensión etc...Todas estas son manifestaciones de niveles bajos del serotonina. La seratonina es uno de los principales neurotransmisores del cerebro, participando principalmente en el sueño, en la depresión ocasionada por el estrés, cansancio, ansiedad e insomnio.

También está comprobado que tener niveles bajos de serotonina llega a provocarnos malhumor y melancolía. La serotonina disminuye al atardecer ya que a partir de ella se sintetiza la melatonina en la glándula pineal por la noche. La melatonina disminuye al amanecer, que es cuando se inhibe su síntesis, aumentando así la serotonina (que ya no es transformada a melatonina).

La combinación del grupo hidroxilo en la posición 5 del núcleo indol y una amina nitrogenada primaria actuando como aceptador de un protón del pH fisiológico, hace de la 5HT una sustancia hidrofílica. Como tal, no traspasa la barrera hematoencefálica fácilmente. Así, su descubrimiento en el cerebro en 1953 por Twarog y Page indicó que la 5HT se sintetizaba en el cerebro.

No todas las células que contienen serotonina (5HT), la sintetizan. Las plaquetas no sintetizan 5HT; acumulan la 5HT del plasma por un mecanismo de transporte activo que se encuentra en la membrana de las plaquetas. El paso inicial en la síntesis de la serotonina es el transporte facilitado del aminoácido L-Triptófano de la sangre hasta el cerebro.

¿Ingerir directamente serotonina (5HT)? (p.e. con la dieta o en forma de cápsulas), no es solución porque ésta no puede llegar a nuestro cerebro: la serotonina administrada por vía oral no puede atravesar la llamada barrera hematoencefálica, la puerta hacia nuestro cerebro, y, por lo tanto, no aumenta la concentración de serotonina en el cerebro. La mejor estrategia para desempeñar su acción sobre el estado de ánimo es, en cambio, aumentar la dosis de su precursor: el triptófano. Y es que la síntesis de serotonina en el sistema nervioso central, depende directamente de la disponibilidad del triptófano.

El triptófano es el aminoácido esencial menos abundante en los alimentos. Este neurotransmisor toma parte en una complicada cadena de interacciones en el cerebro que estimulan y regulan nuestro estado de ánimo y los patrones de sueño. Es un gran aliado que nos ayuda a mejorar nuestro bienestar, mantenernos de mejor humor, regular el sueño y, por ello, es importante mantener unos buenos niveles de triptófano en nuestro organismo para encontrarnos bien. Interviene en la producción de miles de proteínas que luego formaran parte de los tejidos del cuerpo. Es esencial para los jugos digestivos y la coagulación sanguínea, actúa como un analgésico natural y es beneficioso para nuestros dientes, el pelo y los ojos.

La luz del sol y las actividades físicas benefician la producción de la serotonina, la “hormona de la felicidad”, (de la que el Triptófano es su precursor). Salir a pasear, para impregnarnos de luz nos ayudará a ser un poco más felices. 

El ejercicio físico regular (2-3 veces por semana) ayuda a estimular las endorfinas, sustancia química cerebral directamente vinculada a la felicidad.

Fuentes: 
 
Wikipedia

sábado, 2 de agosto de 2008

El Té Verde

Un poco de historia...

El té constituye la segunda bebida más consumida en el mundo, sólo detrás del agua. En China, se lleva utilizando desde hace casi 3.000 años, no sólo por sus propiedades estimulantes, sino porque ayuda a prevenir y mejorar numerosas dolencias.

Dentro de la medicina tradicional china, se usa para aliviar los dolores de cabeza, ayudar a eliminar las toxinas y para prolongar la juventud. Sin embargo, no fue hasta el siglo XVII, que el té se extendió y se convirtió en una bebida popular en Europa.

A pesar de que el té se lleva bebiendo desde hace miles de años, las investigaciones científicas para documentar los potenciales beneficios para la salud de esta antigua bebida, no tuvieron lugar hasta pasadas décadas.

De estos estudios se ha comprobado que el té verde contiene altos niveles de unas sustancias llamadas polifenoles, que poseen propiedades antioxidantes, anticancerígenas e incluso antibióticas. El té verde también puede ayudar a prevenir las enfermedades cardíacas y del hígado

Un grupo, cada vez mayor, de estudios clínicos llevado a cabo tanto en el hombre como en animales de experimentación sugieren que el consumo regular de té verde puede reducir la incidencia de una variedad de cánceres, incluyendo el de colon, páncreas y estómago.

El té verde también puede ayudar a prevenir las enfermedades cardíacas y del hígado. Tanto el té negro, como el té verde proceden de la misma planta.

El té verde se elabora con las hojas cocidas al vapor y posteriormente secadas; mientras que el té negro se prepara dejando marchitar las hojas, que después se enrollan, se dejan fermentar y se secan. Pero como el té verde está menos procesado que el té negro, contiene más cantidad de antioxidantes y por ello, es el más potente de los dos.

Estudio botánico

El té es una de las plantas más conocidas del mundo, de hecho, su cultivo está ampliamente extendido por todas las zonas tropicales del planeta.

Descripción de la planta

La parte de la planta empleada con fines terapéuticos son las hojas. Pero dependiendo del procesamiento a que se sometan, se obtienen diferentes presentaciones: té verde y té negro.

El té pertenece a la familia Teácea. Es un pequeño árbol perenne que puede llegar a medir 5-10 m de alto en estado salvaje, aunque cuando se cultiva no suele sobrepasar los 2 m de altura.

Sus lanceloladas y agudas hojas son de color verde oscuro, se disponen alternas y miden generalmente entre 5-10 cm de largo por 2-4 cm de ancho; una de las características que tienen estas hojas es que son dentadas en sus 2/3 partes superiores. La parte de la planta empleada con fines terapéuticos son las hojas.

Tiene unas delicadas flores de color blanco crema o rosáceo, que desprenden un agradable aroma. Son pequeñas y se disponen de forma solitaria o en grupos de 2 o 3 flores. Cada flor consta de 5 sépalos ovales y entre 6-9 pétalos. El fruto es una pequeña cápsula redondeada, en cuyo interior se localizan las semillas.

Aunque originario del sudeste asiático, desde India y Sri Lanka hasta China o Japón, el té crece de manera extensa en las regiones tropicales y subtropicales. En las proximidades al ecuador terrestre, puede encontrarse hasta una altitud de casi 2.000 metros.

Condiciones de cultivo y recolección

Para que el crecimiento del té sea óptimo, requiere suelos bien drenados, ricos en materia orgánica y con un pH ligeramente ácido. En cuanto a la temperatura, lo ideal es que oscile entre 14-27ºC (aunque es un árbol de hoja perenne, no tolera las heladas). Necesita sol y abundante agua.

Los pelos de la raíz son muy finos, por lo que es muy sensible a la falta de humedad, que puede hacer que la planta se seque. Cuando se encuentra en plena floración, necesita un riego más abundante. La recolección tiene lugar cuando la planta alcanza una edad de 3 años.

Dependiendo del lugar de origen del té, las condiciones climáticas varían y ello es la razón de que existan diferentes variedades de té verde, cada una con unas peculiares características en cuanto al olor, sabor y color de la infusión preparada.

La recolección tiene lugar cuando la planta alcanza una edad de 3 años, y suele repetirse tres veces al año. Se escogen los brotes jóvenes que están formados por 5-6 hojas dispuestas alrededor de una yema terminal cerrada.

Estudio químico

Las hojas de té contienen un 5-6% de agua y un 4-7% de sales minerales, especialmente ricas en potasio y manganeso. Otros compuestos minoritarios que también pueden encontrarse en el té son ácidos orgánicos como málico, succínico, oxálico y galoquínico; compuestos glucídicos como inositol, azúcares reductores, gomas y pectinas; e incluso un pequeño porcentaje de lípidos.

Entre los principios activos responsables de la actividad terapéutica del té verde destacamos su contenido en compuestos polifenólicos (3%), que son de tres tipos: flavonoides, catecoles y taninos. Es importante señalar que los polifenoles disminuyen con la edad de la planta y con la época de recolección, para plantas de la misma edad, es menor en primavera y máximo en agosto-septiembre.

Entre los flavonoides, los más importantes son el kemferol, quercetol (quercitina) y miricetol. Los catecoles son más abundantes en la planta fresca y en té verde, que en el té negro, de entre todos ellos, los más activos son el catecol, epicatecol y sus ésteres con ácido gálico. Por último, también contiene taninos catéquicos condensados (8-25%). También tiene una pequeña cantidad de aceite esencial (0.007-0.014% en las hojas frescas), que es mayor en el té negro porque se forma en el curso de la fermentación de las hojas.

Recordemos que el té verde sufre estabilización con vapor de agua y secado, mientras que el té negro, sí sufre fermentación y posterior secado. Este aceite esencial contiene hexenol, y pequeñas cantidades de aldehidos, butiraldehido e isobuteraldehido, así como de alcoholes fenólicos, geraniol, linalol y citral. Es importante señalar que los polifenoles disminuyen con la edad de la planta y con la época de recolección.

Quizá, de todos los componentes del té, los alcaloides (2-4%) sean los más conocidos. Se trata de derivados de la purina, conocidos más comúnmente como 'bases xánticas', las más abundantes son la cafeína y la teofilina.

En la planta fresca, la cafeína se encuentra combinada con los ácidos orgánicos formando un compuesto conocido como 'tanoide'. Esta es la razón por la que el té negro tiene una acción más estimulante sobre el sistema nervioso, que el té verde, puesto que durante el proceso de fermentación se rompe este tanoide dejando libre la cafeína. Por último, no podemos olvidarnos de mencionar la presencia de vitaminas y enzimas.

Acción farmacológica

Gracias a su variada composición química, el té posee interesantes efectos terapéuticos.
  • Los polifenoles del té verde son potentes antioxidantes. Algunos estudios han demostrado que los polifenoles más frecuentes del té verde (catequinas) son más potentes para suprimir los radicales libres, que las vitaminas C o E.

  • Además diferentes estudios han comprobado que el té verde es anticancerígeno, siendo capaz de contrarrestar la aparición y desarrollo de diferentes tipos de cáncer. Y ayuda a frenar el envejecimiento y el avance de algunas enfermedades degenerativas.

  • Las bases xánticas, especialmente la cafeína, hacen que actúe como estimulante del sistema nervioso y bulbar (estimula los centros respiratorios y vasomotores que se encuentran a nivel del bulbo).

  • El té verde también presenta acción diurética, broncodilatadora y astringente (antidiarréica).

  • Es hipolipemiante, es decir, capaz de reducir los niveles de LDL-colesterol y de triglicéridos plasmáticos, al tiempo que eleva los niveles de HDL-colesterol, el colesterol bueno. Y gracias a sus propiedades antioxidantes, evita la oxidación del colesterol y tiene un efecto antiaterosclerótico.

  • La formación de coágulos sanguíneos (trombosis) es la causa principal del ataque cardíaco y angina de pecho, y el té verde ha demostrado ser capaz de reducir la formación anormal de coágulos sanguíneos con una eficacia similar a la de la aspirina, gracias a su actividad vitamínica P.

  • El té verde disminuye los niveles de azúcar en sangre, es decir, es hipoglucemiante; y tiene ligeros efectos antibióticos, frente a ciertas bacterias como los estafilococos y algunos virus.
Aplicaciones terapéuticas

Los estudios del laboratorio muestran que el extracto verde del té protege contra muchas enfermedades degenerativas comunes.
  • La capacidad del té verde para prevenir el cáncer está tan establecida, que los estudios actuales están probando el té verde como posible terapia potencial contra el cáncer. Los estudios experimentales llevados a cabo sugieren que los componentes del té verde pueden ayudar a prevenir el cáncer de piel, cuando se aplican directamente sobre la piel. Los polifenoles del té también pueden ayudar a broncearse y a proteger la piel contra el daño provocado por el sol.

  • Los potentes efectos antioxidantes del té verde inhiben la oxidación del LDL-colesterol en las arterias. La oxidación del LDL-colesterol desempeña un papel importante para contrarrestar la formación de aterosclerosis; y gracias a sus efectos antitrombóticos, puede ser eficaz en la prevención de algunas enfermedades cardíacas.

  • Por sus acciones estimulantes del sistema nervioso, puede emplearse para aliviar tanto la fatiga física como la fatiga mental. Además puede contrarrestar los síntomas de un ataque de asma, por su actividad broncodilatadora.

  • En caso de diarrea, el té puede frenarla porque sus taninos le confieren actividad astringente, pero hay que tener precauciones porque en algunos casos puede provocar algunas molestias digestivas.
Precauciones

Dado que el té verde es una bebida ampliamente consumida, generalmente se considera seguro. Sin embargo, es preciso señalar que contiene cafeína, aunque en un nivel inferior al té negro o al café.

Efectos secundarios

Por su contenido en cafeína, el té verde puede provocar insomnio, nerviosismo y otros síntomas similares. Además, dado que las bases xánticas tienen una acción diurética, se puede observar un aumento en la orina. En cuanto a su contenido en taninos, si se toman infusiones concentradas o en ayunas, puede provocar náuseas y vómitos, aunque este efecto es más marcado en el té nergro.

Contraindicaciones

Debido a todo lo comentado anteriormente, el té verde no se debe dar a los niños.

Interacciones medicamentosas

En caso de estar tomando medicamentos del tipo IMAO (inhibidores de la mono-amino-oxidasa), hay que tener en cuenta, que la cafeína presente en el té verde puede causar problemas.

Preparaciones de interés

Diferentes estudios llevados a cabo sugieren que tomar 3 tazas de té verde al día, ayudan a proteger contra el cáncer. Pero dado que a muchas personas no les agradan las infusiones, los laboratorios farmacéuticos fabrican cápsulas con extractos de té verde o presentaciones líquidas.

En estos casos, hay que seguir siempre las indicaciones dadas por el fabricante, especialmente cuando el extracto no sea estandarizado, ya que la concentración de principios activos puede variar de una marca a otra.

El té verde es poco aromático, de sabor amargo y la infusión obtenida es verdosa; a diferencia del té negro que es más aromático, de sabor astringente y su infusión es de color rojizo. El extracto del té se utiliza para dar sabor a las bebidas, helados y otros postres lácteos. Además se utiliza como fuente de colores alimentarios (negro, verde, anaranjado, amarillo, etc.).

Té helado a la hierbabuena

Deleitarnos con el placer de un té helado es muy sencillo, sólo hay que preparar una infusión con una cucharadita de té verde por taza de agua hirviendo que se deja reposar durante 10 minutos, tapando la taza para evitar que se pierdan los principios activos volátiles.

Transcurrido el tiempo se cuela y momentos antes de tomarlo se agrega un poco de hielo picado y unas hojitas de menta o hierbabuena. Si se desea, se puede endulzar con azúcar de caña o miel, al gusto. El té verde es poco aromático, de sabor amargo y la infusión obtenida es verdosa.

Compresas de té verde para los ojos cansados

Las bolsitas de té, una vez usadas, pueden emplearse como cataplasmas sobre los ojos cansados y para reducir las bolsas que se forman alrededor de ellos.

De igual manera, se puede preparar una infusión y aplicarla también en forma de compresas sobre la frente, para aliviar el dolor de cabeza.

Como puedes ver los beneficios para la salud del té verde son innumerables. Puedes conocer más sobre sus excelentes cualidades en la nota. Té verde: elaboración y propiedades. Por otra parte, las últimas noticias informan día a día, sobre nuevos estudios, como el que ha descubierto que los cítricos son potenciadores de los antioxidantes del Té Verde.

Fuente: Innatia

martes, 29 de julio de 2008

El ajo y sus sorprendentes cualidades terapeuticas

Todas las grandes civilizaciones tuvieron en cuenta las amplias propiedades terapéuticas del ajo. Egipcios, hebreos, sumerios, griegos y romanos -entre otros pueblos- lo consideraron primordial para alimentar y sanar el cuerpo. Como condimento en la alimentación o como remedio natural para el tratamiento de múltiples dolencias se trata pues de una de las plantas aromáticas comestibles y medicinales que recomiendan sin excepción los nutricionistas, los naturópatas y cada vez más médicos -los que no se han formado por su cuenta son analfabetos en Nutrición- ya que está considerado, por sobradas razones, una auténtica panacea.

Y es que los medios actuales han permitido confirmar que la sabiduría ancestral sobre el ajo estaba justificada. Hoy se sabe que se trata de una excepcional fuente de vitaminas A, B1, B2, B3, C y E; además contiene agua, carbohidratos, proteínas, fibra, potasio, fósforo, calcio, hierro y sodio y se la considera una de las plantas más ricas en selenio y germanio orgánicos. TambTodas las grandes civilizaciones tuvieron en cuenta las amplias propiedades terapéuticas del ajo. Egipcios, hebreos, sumerios, griegos y romanos -entre otros pueblos- lo consideraron primordial para alimentar y sanar el cuerpo. Como condimento en la alimentación o como remedio natural para el tratamiento de múltiples dolencias se trata pues de una de las plantas aromáticas comestibles y medicinales que recomiendan sin excepción los nutricionistas, los naturópatas y cada vez más médicos -los que no se han formado por su cuenta son analfabetos en Nutrición- ya que está considerado, por sobradas razones, una auténtica panacea.

Y es que los medios actuales han permitido confirmar que la sabiduría ancestral sobre el ajo estaba justificada. Hoy se sabe que se trata de una excepcional fuente de vitaminas A, B1, B2, B3, C y E; además contiene agua, carbohidratos, proteínas, fibra, potasio, fósforo, calcio, hierro y sodio y se la considera una de las plantas más ricas en selenio y germanio orgánicos. También contiene adenosina -una sustancia química común en las plantas del grupo del ajo (cebollas, cebolletas, puerros, etc.)-, principal responsable de su capacidad para bloquear la agregación de plaquetas y fluidificar la sangre.
Además las cubiertas externas del ajo -y de la cebolla- contienen gran cantidad de pectina, una fibra gelatinosa que terapéuticamente se utiliza para combatir la diarrea, incrementar el torrente del plasma sanguíneo y disminuir el nivel del llamado "colesterol malo" y de los triglicéridos tanto en la sangre como en el hígado. Otro componente del ajo es el ajoeno, un eficaz anticoagulante que ha demostrado además un gran espectro de acción contra hongos y levaduras nocivas como el aspergillus niger -presente frecuentemente en el canal auditivo externo- y la cándida albicans que es causa, entre otras dolencias, de la vaginitis y la ubrera oral.

Sin embargo, quizás los compuestos más valiosos del ajo sean sus aminoácidos sulfúreos y, entre ellos, especialmente la alicina que es fruto de la mezcla de uno de estos aminoácidos con la enzima alinasa. Estos aminoácidos sulfúreos tienen un marcado efecto antibacteriano y antivírico, contribuyen a aumentar los leucocitos y los macrófagos, reducen la presión sanguínea, alivian el asma y la bronquitis, mejoran la función cardiaca y la circulación de la sangre y ayudan al cuerpo a eliminar toxinas nocivas. Además, el azufre es un elemento imprescindible si queremos librarnos del cáncer y disfrutar de buena salud.

En fin, en lo que coinciden los expertos es en que lo que hace que el ajo sea tan eficaz es el efecto combinado de sus cerca de cien compuestos diferentes. Y eso que muchos opinan que éstos no son más que la punta del iceberg y que en los próximos años podrían descubrirse muchos más.

PROPIEDADES TERAPÉUTICAS
A lo ya dicho cabe agregar que investigaciones realizadas en las últimas décadas han demostrado que el ajo también inhibe el crecimiento de los estafilococos, los estreptococos y las bacterias causantes de la disentería y del tifus. Además está demostrada su efectividad para combatir microorganismos resistentes a ciertos antibióticos -destruye las bacterias patógenas en los intestinos sin dañar la flora natural que interviene en la digestión- y aumenta las defensas naturales del organismo.

También se sabe que es un desinfectante 50 veces más potente que el alcohol de 90º o el zumo de limón además de ser un excelente antiinflamatorio. De ahí que se emplee tanto en la prevención como en el tratamiento de infecciones de todo tipo siempre que éstas no sean de carácter agudo o mortal. Es decir, es útil en infecciones de boca, garganta o pecho -resfriados, toses, bronquitis, sinusitis, laringitis, rinitis, asma y gripe (además es un buen expectorante)-, infecciones de estómago (diarreas y gastroenteritis); infecciones de la piel (pie de atleta, tiña, etc.) e infecciones del aparato genitourinario como la candidiasis o las aftas. Por otro lado, el ajo es una manera natural de evitar la infección por salmonelosis ya que en los preparados a los que se añade se anula el riesgo de que exista la bacteria que lo causa.
Bueno, pues además de ser el antibiótico natural por excelencia el ajo ocupa una posición privilegiada en la lucha contra los problemas cardiacos, posición en la que ningún otro remedio lo iguala. Esto, al menos, es lo que mantiene el doctor Stephen Fulder en su libro El poder curativo del ajo en el que a este respecto explica que puede reducir significativamente los niveles en sangre de triglicéridos y "colesterol malo", disminuir la presión arterial, fluidificar y purificar la sangre y prevenir la coagulación o la trombosis en los vasos sanguíneos. Es decir, que protege el corazón y el sistema circulatorio contra las tres causas principales de arteriosclerosis y ataques cardiacos. ¡Y lo hace simultáneamente, algo que no logra ninguno de los fármacos existentes en el mercado! En cuanto al nivel de colesterol malo en sangre más de una treintena de estudios clínicos han demostrado que tomar entre uno y dos dientes de ajo al día reduce la tasa de "colesterol malo" una media de un 15% lo que, según el doctor Fulder, es suficiente para reducir el riesgo de ataque al corazón ¡en un 30%! Mantiene el autor, asimismo, que este bulbo es uno de los mejores remedios anticoagulantes que se conocen.

Y no se agotan aquí las propiedades del ajo. Por ejemplo, se le reconoce cierta capacidad analgésica para aliviar los dolores de cabeza y de las muelas así como las neuralgias. También es eficaz para evitar el estreñimiento, las varices y las hemorroides. Ayuda en los problemas musculares (tensión muscular, artritis, artrosis, reumatismo, gota y ciática) y previene los problemas renales.

Es igualmente efectivo para mantener a raya los radicales libres y por eso se recomienda acompañar de ajo los platos compuestos por alimentos fritos, a la brasa o congelados ya que todos ellos generan en el organismo cantidades significativas de estos nocivos elementos.
Para los diabéticos es asimismo un aliado interesante ya que reduce los niveles de azúcar en sangre y estimula el proceso de absorción de la misma. Diurético y estimulante del tono vital posee además una indudable acción terapéutica sobre el hígado, el páncreas y las glándulas tiroidea, pituitaria y suprarrenales. Hasta combate el acné, las verrugas, las picaduras de insectos e, incluso, evita las canas si se fricciona directamente ajo sobre el cuero cabelludo.

Y aún hay más: se ha constatado que la tasa de cáncer de estómago en consumidores de ajo es un 60% menor que en aquellos que no ingieren ajos u otras plantas afines como cebollas, cebolletas y puerros. De hecho, ya se determinó ¡en 1953! -cuando se hicieron los primeros estudios sobre ajo y cáncer- que la alicina ofrece una interesante protección contra el cáncer al ayudar al organismo a eliminar las células cancerosas por lo que se le considera una más que recomendable herramienta preventiva.

Además el ajo fresco es un remedio calorífico. El acaloramiento que produce al masticarlo nos hace sudar y eliminar toxinas, incluidos los metales pesados que se almacenan en nuestro organismo.

En fin, por todo lo dicho -y que al parecer no es más que una mínima parte de las propiedades terapéuticas que podrían llegar a conocerse- no cabe duda de que el ajo es uno de los productos naturales más efectivos para evitar la enfermedad y mantener la salud.

UNO AL DÍA
En suma, el ajo es un alimento terapéutico inocuo y tras su ingesta nunca se han observado efectos negativos para la salud sino más bien innumerables beneficios. De hecho, es consumido por millones de personas a diario en todo el mundo sin que se tenga noticias de efectos secundarios en ningún caso. No se ha constatado el más mínimo malestar ni siquiera cuando -como recoge el doctor Fulder en su libro- alguien toma 200 mg de aceite de ajo al día (el equivalente ¡a 70 dientes1).

Sólo una prevención: como el ajo es anticoagulante deberá abstenerse de tomarlo si va a ir en breve al quirófano. Por lo demás, los profesionales de la salud recomiendan tomar uno o dos dientes de ajo cada día porque se le considera capaz de prevenir gran número de dolencias, incluido el cáncer. Y si se decide a hacerlo pero le preocupa el mal olor corporal -especialmente del aliento- sepa que éste puede combatirse masticando hojas frescas de perejil, menta fresca o apio. Luego basta con enjuagarse la boca con agua y unas gotas de limón. Otra posibilidad es prepararse una infusión de tomillo, eucalipto, romero o manzanilla pues todas ellas perfuman el aliento. Así podrá beneficiarse sin ningún inconveniente de las múltiples propiedades terapéuticas de este producto natural. Y es que como dice un conocido refrán francés, Lail est sante. Mangez de lail. Es decir, "El ajo es salud. Cómalo".

ién contiene adenosina -una sustancia química común en las plantas del grupo del ajo (cebollas, cebolletas, puerros, etc.)-, principal responsable de su capacidad para bloquear la agregación de plaquetas y fluidificar la sangre.

Además las cubiertas externas del ajo -y de la cebolla- contienen gran cantidad de pectina, una fibra gelatinosa que terapéuticamente se utiliza para combatir la diarrea, incrementar el torrente del plasma sanguíneo y disminuir el nivel del llamado "colesterol malo" y de los triglicéridos tanto en la sangre como en el hígado. Otro componente del ajo es el ajoeno, un eficaz anticoagulante que ha demostrado además un gran espectro de acción contra hongos y levaduras nocivas como el aspergillus niger -presente frecuentemente en el canal auditivo externo- y la cándida albicans que es causa, entre otras dolencias, de la vaginitis y la ubrera oral.

Sin embargo, quizás los compuestos más valiosos del ajo sean sus aminoácidos sulfúreos y, entre ellos, especialmente la alicina que es fruto de la mezcla de uno de estos aminoácidos con la enzima alinasa. Estos aminoácidos sulfúreos tienen un marcado efecto antibacteriano y antivírico, contribuyen a aumentar los leucocitos y los macrófagos, reducen la presión sanguínea, alivian el asma y la bronquitis, mejoran la función cardiaca y la circulación de la sangre y ayudan al cuerpo a eliminar toxinas nocivas. Además, el azufre es un elemento imprescindible si queremos librarnos del cáncer y disfrutar de buena salud.

En fin, en lo que coinciden los expertos es en que lo que hace que el ajo sea tan eficaz es el efecto combinado de sus cerca de cien compuestos diferentes. Y eso que muchos opinan que éstos no son más que la punta del iceberg y que en los próximos años podrían descubrirse muchos más.

domingo, 23 de marzo de 2008

Alimentación para la energía y el buen humor

La alimentación es, desde tiempos inmemoriales, una fuente de energía y de supervivencia pero también puede tener otras finalidades.

Según el libro escrito por la nutricionista Susan Kleiner “The good moon diet” (La dieta del buen humor), con el consumo de tres porciones de productos lácteos al día se proporcionan al cerebro el combustible necesario para mantenernos despiertos y centrados.

Según Kleiner, los productos lácteos son ricos en el aminoácido triptófano que incrementa los niveles de serotonina, un neurotransmisor que regula el estado de ánimo. Para las personas que tiene que soportar estrés y sufren de dolores de cabeza, Kleiner recomienda además el aporte de un pequeño puñado de frutos secos al día. Por lo general, los frutos secos suelen ser ricos en magnesio, que se sabe reduce los dolores de cabeza y son un buen calmante para el estrés.

Si se sufren bajones de energía al mediodía, hay que probar con alimentos vegetales ricos en fibra.

El humor depende, entre otros factores, de elementos extraños y difíciles de controlar. Con sólo levantarnos después de una mala noche, por haber dormido poco o por los excesos del día anterior o que el cielo matinal sea gris y oprimente para que ese día tenga peleas un día de “perros” en la oficina, riñas familiares o enfrentamientos con nuestra pareja.

El estado de ánimo, negativo o positivo, está condicionado por factores ambientales exógenos o mentales muy interiorizados pero, fundamentalmente, es nuestro cerebro el que activa los estados de humor.

Los estados de infelicidad o, su contrapuesto, de euforia, dependen también de la activación de sustancias químicas, fundamentalmente de dos tipos: excitantes e inhibidoras.

Entre las principales partículas excitantes están la adrenalina, la noradrenalina y serotonina; en cambio, la dopamina y la feniletilamina son de tipo inhibidor y pueden influir negativamente en la percepción de la vida.

Por ejemplo, los dulces, esas cosas que tanto engordan, tienen un efecto positivo sobre el humor debido a que los azúcares, en contacto con la lengua, estimulan el cerebro a dejar paso a sustancias endorfinas que, entrando en el organismo, producen una sensación de bienestar difuso. Además, el chocolate en pequeñas dosis provoca la ingesta de feniletilamina, que devuelve euforia y buen humor.

Curiosamente, la feniletilamina es la causante de que sintamos la “chispa” durante el enamoramiento; esta realidad científica, curiosamente, no tiene una explicación científica: los efectos de la feniletilamina es una particularidad que aún se está estudiando.

En un reciente estudio médico, se comprobó que el ejercicio físico intenso desarrolla grandes cantidades de esta sustancia, escasamente presente en las personas deprimidas. Todos estos datos confirman que la feniletilamina produce efecto antidepresivos y normalizadores del humor.

Los alimentos, por tanto, puede también ayudar a combatir el malhumor, la melancolía, la irritabilidad. Tener poca serotonina –que se encuentra en alimentos como la calabaza, patata, lácteos, plátanos, cereales integrales- podrían causar altibajos de humor, dificultad para dormir.

Esta sustancia tiene un efecto relajante que, de noche, favorece el sueño al transformarse en melatonina.

La noradrenalina, contenida en la carne roja, espinacas, piña y muy similar a la adrenalina, induce a comportamientos muy activos, alejando la depresión y estimulando la energía.

Como resumen, cito los nueve alimentos que mejoran nuestro humor:

Leche: Los productos lácteos contienen proteína del suero, que pueden reducir respuestas físicas a la tensión, mejorar humor y realzar la memoria. Si la leche trastorna tu sistema digestivo, hay que procurar no beber demasiada. Una opción es probar con la leche desnatada.

Pescados aceitosos: Estamos hablando de salmones, de la caballa y de las sardinas. Estos pescados son ricos en ácidos grasos omega-3, y los estudios han establecido una conexión entre los niveles bajos de omega-3 y la depresión.

Fresas: Las fresas contienen fibra soluble, que ayudan a retardar el proceso de la digestión, que puede, alternadamente, mantener niveles de la sangre en azúcar estables y para ayudarte a sentirse menos irritable.

Espinacas: La espinaca es una gran fuente del ácido fólico y vitamina también conocida como folate. Los estudios clínicos han ligado una deficiencia del ácido fólico a la depresión, en parte porque poco ácido fólico conduce a los niveles inferiores del serotonina en el cerebro, que puede ayudar para estabilizar humor. Otros alimentos que contienen ácido fólico incluyen las semillas de girasol, las hojas verdes, el brócoli, el germen del trigo, la harina de avena, los guisantes, las lentejas, las sojas y la mostaza.

Patatas dulces: Tomar carbohidratos alza los niveles del serotonina.

Nueces de Brasil: Una nuez de Brasil te dará todo el selenio que necesitas para elevar tu humor. Otras fuentes adicionales de selenio son atún, cereales integrales y pez espada.

Yogur con poca grasa: El yogur es una buena fuente de la proteína, que puede ayudar a sostener el buen humor retrasando la absorción de carbohidratos en la circulación sanguínea. Otras fuentes de proteína son la carne, los huevos y el queso.

Cafeína: No es un alimento, pero en cantidades moderadas realza el funcionamiento físico y mental. Recuerde que beber demasiada puede alterar los nervios o dar dolor de cabeza. Se sugiere tomar una o dos tazas de café o té y, sobre todo, antes de almorzar.

Requesón: Es una fuente rica de la vitamina B12. Como el ácido fólico, los niveles disminuidos de B12 se han ligado a la depresión. Se puede conseguir el B12 en almejas y ostras.

martes, 24 de julio de 2007

El pescado ahumado, a debate

Antiguamente, el pescado se ahumaba para conseguir alargar su vida útil, del mismo modo que muchos otros alimentos como las carnes y los quesos. El ahumado era entonces simplemente un método de conservación de alimentos. Con el paso del tiempo este proceso se comenzó a aplicar a los alimentos, más que por su capacidad conservadora, por las particulares características organolépticas que aporta a los alimentos.

Proceso de ahumado del pescado

Dentro de los pescados que se someten a un proceso de ahumado, el salmón es la especie más conocida y la que antes nos viene a la cabeza cuando se habla de este tipo de productos. Sin embargo, existen otras especies que sirven igualmente para ser ahumadas, obteniéndose también características de aroma y sabor muy satisfactorias como es el caso del bacalao, el atún, la trucha o las sardinas.

Los pescados que van a ser ahumados son previamente salados, por lo que su conservación se debe tanto a la incorporación de sal en este proceso, como a los componentes del humo con efecto conservante y a la desecación que sufre durante el ahumado.

Antiguamente se llevaba a cabo un ahumado tradicional en el que sólo se controlaba la cantidad de madera que se quemaba y el tiempo que el pescado permanecía en contacto con el humo, y aunque este tipo de ahumado clásico también se emplea en la actualidad, lo más común es que el ahumado tenga lugar en túneles donde se controla la dirección del humo, la temperatura y la humedad. El hecho de que exista un control de la temperatura es importante, debido a que cuando se sobrepasan los 400 ºC en la combustión de la madera, aparecen hidrocarburos aromáticos policíclicos, algunos de ellos potencialmente cancerígenos, como es el caso del benzopireno. Hoy en día, el ahumado puede llevarse a cabo tanto por combustión directa de la madera, como mediante la utilización de preparados de humo que se obtienen tras destilar la madera y condensar dichos humos.

Consecuencias del ahumado en el pescado

Desde el punto de vista nutricional los pescados ahumados conservan prácticamente todos los nutrientes presentes en el pescado sin ahumar, a excepción del contenido proteico, ya que tiene lugar una desnaturalización de proteínas por el calor (a no ser que el ahumado se lleve a cabo en frío, a menos de 30 ºC). Además, las enzimas proteolíticas propias del pescado degradan las proteínas. Esta desnaturalización y degradación proteica tiene un efecto beneficioso sobre la textura del pescado ya que hace que la carne se ablande.

En cuanto al aroma y sabor del pescado, tanto los componentes del humo, como la sal y los procesos de desnaturalización de proteínas, hacen que el pescado ahumado adquiera unas particulares características, y consiguen también que presente un brillo muy atractivo.

Sobre la relación que existe entre el consumo de pescado ahumado y productos ahumados en general con la salud, conviene saber que si no se superan los 400 ºC de temperatura en la combustión de la madera, no aparecen hidrocarburos aromáticos policíclicos, o que si por ejemplo se utilizan condensados de humo, estas sustancias tampoco están presentes, ya que estos condensados contienen los compuestos aromáticos pero no los nocivos. Sin embargo, estos compuestos sí pueden aparecer si se cocina un pescado fresco a la brasa, ya que si se trata de un pescado graso, esta grasa cae en la llama inflamándose y dando lugar a humos que sí contienen compuestos potencialmente cancerígenos. No obstante, conviene saber que el pescado ahumado contiene unas sustancias denominadas nitrosaminas con efecto cancerígeno, por lo que no conviene abusar del consumo de este tipo de productos.

miércoles, 18 de julio de 2007

La Lecitina de Soja, complemento nutritivo y dietético

La lecitina de soja es uno de los complementos dietéticos en que parece darse un consenso cada vez mayor, no sólo entre las medicinas naturales o complementarias, también cada vez más médicos y personal sanitario reconoce sus propiedades. Especialmente se admite, ya de manera casi unánime, que la lecitina regula la tasa de colesterol en sangre y reduce el riesgo de su acumulación sobre las paredes arteriales.

La lecitina de soja es un complejo natural de fosfolípidos, uno de los grupos de sustancias orgánicas naturales con más incidencia fisiológica y metabólica, presentes en las semillas de soja y en numerosas estructuras biológicas del organismo humano (membranas celulares, cerebro, sistema nervioso, células en proceso de desarrollo o reproducción, espermatozoides, ...). La lecitina se obtiene a partir del aceite extraído de los granos de soja, planta leguminosa originaria de Oriente aunque en la actualidad se cultiva extensamente en Europa y América.

La lecitina no es una vitamina pero, en afirmación de Iona Purtí, "contiene componentes a los que puede atribuirse una especie de efecto vitamina. Estos elementos son los ácidos esenciales".

Los ácidos grasos esenciales de la lecitina facilitan la solubilización y el transporte del colesterol, la fosfatidilcolina reduce la absorción intestinal y estimula la capacidad del organismo para eliminarlo. Parece tener, además, una acción selectiva sobre las lipoproteínas que transportan el colesterol en la sangre: reduce los niveles altos de las lipoproteínas LDL a la vez que eleva el nivel de las lipoproteínas HDL, que propician la eliminación del exceso de colesterol celular.

Además de esta función básica, son reseñables otras propiedades de la lecitina de soja. Facilita una digestión de las grasas más rápida y completa, así como su absorción intestinal. Al emulsionarlas, favorece la movilización de los depósitos de grasa acumulados en los tejidos. Ayuda también a la digestión y absorción de las vitaminas liposolubles (A, D, E, K) y de los lípidos. Contribuye a la salud y belleza de la piel, por mantenerla elástica e hidratada.

La lecitina mantiene la buena transmisión de los impulsos nerviosos, por lo que se valora como reconstituyente para el sistema nervioso, y para ayudar a mejorar la memoria y el rendimiento intelectual. La fosfatidilcolina de la lecitina, importante en la formación y mantenimiento de neurotransmisores cerebrales entre las neuronas, ejerce una importante acción sobre cada una de las etapas de la memoria y la actividad mental. Proporciona fósforo orgánico de un modo natural y en una forma directamente asimilable, lo que asimismo facilita el trabajo intelectual.

Los fosfolípidos de la lecitina protegen la membrana de las células hepáticas, previenen la acumulación de grasa en el hígado y le resguardan de trastornos relacionados con abusos (de bebidas alcohólicas, tabaco, grasas, fármacos).

Los minerales altamente biodisponibles presentes en la lecitina (calcio, hierro, magnesio, fósforo, potasio, sodio, y trazas de selenio, zinc, estroncio y cobre) hacen recomendable su utilización alimenticia y complementaria en la prevención de accidentes vasculares y reducción del riesgo de formación de trombos.

La vitamina E que la lecitina de soja contiene, le confiere propiedades antioxidantes, que protege tanto a los ácidos grasos poliinsaturados, al evitar su oxidación y la producción de radicales libres, como en general a las células del organismo. Por estimular la división celular de los tejidos, se atribuye a la lecitina de soja, por último, la renovación de los tejidos y la regeneración de las células.

Para resumir, las propiedades de la lecitina de soja hacen apropiado su uso en regímenes de adelgazamiento ya que ayuda a movilizar los depósitos de grasas en el organismo, para facilitar la digestión ya que acelera y mejora la absorción intestinal, para proteger el hígado, disminuir el nivel de colesterol y facilitar la circulación sanguínea, mejorar el rendimiento intelectual y la capacidad de memoria.

La lecitina de soja se emplea también como aditivo en la elaboración de mahonesa, chocolates y bollería. La industria alimentaria aprovecha las numerosas propiedades de la lecitina, entre ellas la de reducir o evitar la alteración de las grasas por ser un excelente antioxidante natural y un emulsionante que mejora la digestibilidad de la grasa y refuerza el sabor. En la industria smética la lecitina se utiliza también como sustancia emulsionante y antioxidante, y para aumentar la estabilidad del cosmético, humidificarle y asegurar la repartición homogénea de las grasas.

SOJA: LA PROTEÍNA VEGETAL
La soja es una legumbre rica en minerales, vitaminas y carbohidratos, muy energética y con un contenido en proteínas excepcionalmente alto (un 36% de proteínas de gran calidad, más que cualquier otro alimento animal o vegetal), además de los 8 aminoácidos esenciales. Destaca su riqueza en potasio y fósforo, calcio y magnesio, hierro y flúor, así como en las vitaminas A y E y el complejo B. Es muy alto su contenido en ácido fólico, al igual que en vitamina K y en níquel. También es relevante el contenido en trazas de yodo, zinc, cobre, manganeso y selenio.

Para el equipo de la revista Cuerpomente: "Las proteínas de la soja no tienen nada que envidiar a las de la carne, y además carecen de colesterol. Recientemente se ha demostrado que algunos de sus productos derivados (tempeh, miso, salsa de soja) previenen el cáncer y pueden contribuir más a la salud con sus enzimas y otros componentes no nutritivos que con sus valiosas proteínas, vitaminas y minerales".

La soja adquiere reconocimiento en los últimos años en nuestra cultura por su riqueza en proteínas, si bien en Asia su utilización alimentaria es cotidiana y multisecular. La distribución de aminoácidos en la soja es similar a la de las proteínas animales y su porcentaje de aprovechamiento de proteínas es de 61% (el de la carne es de 67%). Sus derivados son ricos en hierro, potasio y fósforo fácilmente asimilable. La soja contiene el doble de calcio que los huevos y diez veces más que la carne. Posee una gran cantidad de vitaminas del grupo B, dos veces más riboflavina que los huevos. El aceite de soja contiene lecitina y también es rico en vitaminas E y K.

Soja en la cocina
La soja puede usarse con profusión en la cocina casera en forma de polvo, aceite, semillas germinadas, o gránulos y harina fáciles de añadir a toda clase de alimentos para aumentar su valor nutritivo. Los alimentos a base de soja son bajos en calorías y no contienen colesterol ni casi ninguna de las grasas saturadas tan abundantes en la mayoría de las carnes animales. Son numerosos los alimentos elaborados fundamentalmente a base de soja, entre ellos:

Leche de soja: bebida nutritiva y con buen sabor, sustituto ideal de la leche de vaca para los niños y adultos que no toleran su lactosa, posee la mitad de grasas y su contenido calórico es muy inferior.
Miso: pasta de soja fermentada sola o con cereales. La combinación de las proteínas de la soja con las del arroz o cebada origina una mayor concentración de aminoácidos complementarios y su mejor asimilación. El miso ayuda a la digestión y asimilación de otros alimentos gracias a cuatro agentes digestivos (enzimas naturales, lactobacilos, levaduras resistentes a sal y mohos, otros microorganismos), es muy bajo en calorías y tiene altas dosis de vitamina B12. Alcaliniza la sangre, por lo que desempeña un papel en la resistencia del cuerpo a diversas afecciones. Se ha demostrado que el miso ayuda a eliminar los residuos de nicotina y de polución ambiental.
Tamari:salsa de soja fermentada con sal y agua. Se utiliza para añadir sabor y diversos nutrientes a sopas, ensaladas, arroz, verduras, etc.

Tamari-shoyu: salsa de soja obtenida por fermentación de granos de soja enteros, granos de trigo integral, sal y agua. La elaboración con trigo y soja le proporciona una equilibrada gama de aminoácidos y proteínas, por lo que es recomendable su uso diario, en pequeñas cantidades, como condimento de verduras, cereales, etc.

Tempeh:sucedáneo de la carne, alimento fermentado a partir de soja blanca. Constituye una importante fuente de vitamina B12 de origen vegetal, junto a las algas y demás fermentados de la soja.

Tofu: queso de soja muy nutritivo y de buen sabor, aporte de proteína pura perfectamente asimilable. Se obtiene a partir de la leche de soja cuajada y escurrida. Puede tomarse hervido, estofado, etc., y ser plato principal, postre, aperitivo, o un ingrediente de sopas, ensaladas, salsas o bocadillos.

FITOESTRÓGENOS E ISOFLAVONAS DE LA SOJA
Las sustancias estrogénicas vegetales o fitoestrógenos se hallan en numerosas plantas tradicionalmente usadas por sus propiedades medicinales (dong quai, regaliz, sauzgatillo o agnocasto, zarzaparrilla, ...) y en otras plantas como la soja.

Según Mikel García Iturrioz, especialista en nutrición y terapias naturales, los fitoestrógenos "Pueden constituir alternativas adecuadas a los estrógenos en la prevención de la osteoporosis de las mujeres postmenopáusicas. Se suele administrar estrógenos a este grupo de la población para intentar aliviar los sofocos, las náuseas, la pérdida de masa ósea y otros síntomas de la reducción del nivel natural de hormonas en el organismo. Aunque resultan efectivos en general, pueden plantear riesgos considerables para la salud -aumento de la propensión a padecer cáncer, enfermedades de la vesícula biliar y trastornos tromboembólicos. Los fitoestrógenos no se han asociado con estos efectos secundarios".

Los estudios epidemiológicos muestran que la incidencia de síntomas hormono-dependientes (regulación del ciclo menstrual, cáncer de mama, próstata y útero, enfermedades cardiovasculares, osteoporosis) es menor en las poblaciones con dietas ricas en fitoestrógenos.

“La soja", en opinión de García Iturrioz, "contiene altas cantidades de algunos de los fitoestrógenos más ampliamente estudiados, que provienen de sus isoflavonas". Entre las acciones demostradas del extracto de isoflavonas de soja, se refirió a la regulación de estrógenos ("Las isoflavonas se parecen a los estrógenos, con los que compite y a los que bloquea para evitar su unión a las células, ... Cuando el cuerpo no produce suficiente estrógeno, como en las mujeres menopáusicas y postmenopáusicas, el aporte fitoestrogénico por medio de las isoflavonas de la soja aporta una actividad estrogénica mínima respecto a la actividad del estrógeno, por lo que puede servir como un aporte suave sin los efectos secundarios de la terapia hormonal sustitutiva"), beneficios cardiovasculares ("Las isoflavonas disminuyen los niveles de colesterol total y de LDL-colesterol e impiden la oxidación de éste por los radicales libres, reducen la agregación plaquetaria e inhiben la formación de ateromas, y tienen efecto vasodilatador por su actividad estrogénica") e inhibición de los procesos mutagénicos ("Las isoflavonas de la soja, entre otros mecanismos, inhiben la angiogénesis o proliferación de vasos sanguíneos, necesarios para la alimentación del cáncer").

viernes, 8 de junio de 2007

COSAS SOBRE EL OMEGA 3

El cerebro del humano adulto normal, contiene más de 20 gramos de DHA.

Se han comparado bajos niveles de DHA con bajos niveles de serotonina del cerebro, a lo que se le asocia una tendencia aumentada hacia la depresión, suicidio, y violencia.

Una ingesta alta de pescado, se ha asociado a una disminución significativa en la pérdida de memoria relacionada con la edad y deterioro de la función cognoscitiva y un más bajo riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.

Un reciente estudio encontró que los pacientes con Alzheimer a los que se administró un suplemento rico en omega-3, experimentó una mejora significativa en su calidad de vida.

Nada de lo que se lleve a la boca es tan agradable, como el aceite de pescado OMEGA 3 Vípez para las intrincadas estructuras de las células cerebrales.

El cerebro es el órgano más graso del cuerpo; un 60% está formado por lípidos: diversos tipos de sustancias similares a los ácidos grasos.

La química de los ácidos grasos puede influir profundamente sobre la arquitectura misma de las células cerebrales, la profusión o escasez de las importantes Dendritas y Sinapsis, los ejes de la inteligencia, el aprendizaje, la memoria, la atención, la concentración y el estado de ánimo.

El cerebro puede volverse ineficaz y posiblemente tener disfunciones, a menos que se lo alimente con la necesaria cuota de ácidos grasos (Omega 3) y se limite el consumo de grasas malas.

No cabe la menor duda al respecto.

Si se le niegan las moléculas grasas adecuadas y se lo inunda con las malas, el tejido cerebral puede morirse parcialmente de hambre, una perspectiva nada saludable.

Las membranas exteriores de las células cerebrales pueden abarrotarse y encogerse; los tentáculos dendríticos que se extienden para formar pautas de comunicación con otras células, atrofiarse, y el rico fluido químico de neurotransmisores, secarse o sufrir una especie de cortocircuito y ser incapaz de entrar en las neuronas para transmitir los rnenssajes, de una neurona a otra.

Es entonces cuando se produce un desorden que la naturaleza no tenía intención de desencadenar.
Y, sin embargo, ese es el estado en que se encuentran la mayoría de los cerebros del hombre moderno.

Los científicos creían que comer grasa no provocaba prácticamente ningún impacto sobre el funcionamiento de los cerebros adultos y que ésta sólo era esencial para los cerebros en desarrollo de los niños.

Según el dogma establecido, la única posibilidad de crear un gran cerebro se acababa con la adolescencia, porque a esa edad el cerebro ya era inamovible, inmutable e incapaz de seguir creciendo.

Ahora sabemos que las neuronas pueden seguir creciendo y expandirse durante todas las edades, incluso cuando se es adulto y adulto mayor.

Pero tal crecimiento necesita suministros de ácidos grasos OMEGA 3, dado que durante toda la vida se está moldeando constantemente nuestro cerebro.

El tipo de grasa con que alimentemos nuestro cerebro, desde el nacimiento hasta la muerte, es una de las decisiones más críticas que podemos tomar por su bien o en su detrimento.

Cada vez que acudamos dispuestos a comer una hamburguesa, papas fritas o una pizza cargada de queso grasiento, debemos tener en cuenta lo siguiente: esas grasas saturadas pueden atrofiar el crecimiento de nuestras células cerebrales.

Convincentes investigaciones que se han llevado a cabo con pequeños animales de laboratorio demuestran que el tipo de grasas saturadas pueden llegar a cambiar no sólo el funcionamiento de las células cerebrales, sino también hasta su misma forma, es decir, su morfología.

En resumen, la grasa que ingiera puede cambiar la configuración de las células cerebrales.

Para mantener un equilibrio, es necesario dotar al organismo, la metabolización de OMEGA 3.

Los investigadores saben, desde hace más de una década, que las grasas saturadas son terribles para los cerebros de los mamíferos.

En comparación con animales de laboratorio alimentados con aceite OMEGA 3 (que contienen altos volúmenes de DHA y EPA), los alimentados con abundante manteca saturada no aprenden con la misma rapidez, ni rinden igual cuando son sometidos a una amplia gama de pruebas de memoria, entre las que se incluye encontrar la salida de los laberintos.

Ademas, presentan claras perturbaciones en la memoria espacial a corto y largo plazo, lo que tiene como consecuencia una disfunsión del aprendizaje y de la memoria, a la hora de realizar una amplia serie de tareas en las que intervienen diversas regiones del cerebro, así como de neurotransmisores.

Según la profesora Carol Greenwood, de la Universidad de Toronto, destacada investigadora sobre los efectos de la grasa en el cerebro, eso indica que tal abundancia de grasa en la dieta provoca efectos perniciosos sobre el funcionamiento del cerebro y ayuda a manipular el comportamiento cognitivo extremadamente complejo en los animales.

El principal culpable son las grasas saturadas, causantes de grandes efectos perniciosos sobre la memoria y el aprendizaje.

Cuantas más grasas saturadas comen los animales, tanto más grave es el mal funcionamiento de su cerebro y su memoria. La doctora Greenwood demostró que las curvas de aprendizaje de las ratas descendían en proporción directa a la cantidad de grasas saturadas que comían. Con una dieta de un diez por ciento de grasas saturadas, los animales no aprendían prácticamente nada.

Además, los efectos nocivos de las grasas saturadas sobre el cerebro parece que son acumulativos. Cuantos más años haya seguido una dieta alta en grasas saturadas, tanto más grave será el riesgo de "entontecerse".

Lo más preocupante es que la cantidad de grasa saturada necesaria para producir deterioro en la memoria de los animales, es comparable a la cantidad que suele ingerir el hombre moderno. Es lógico, pues, que esas dietas altas en grasas saturadas,sean sutiles inductores de un aprendizaje deficiente en los jóvenes y de una acelerada pérdida de memoria, relacionada con la edad en los adultos.

Los exámenes visuales de células cerebrales obtenidas tras la muerte de animales alimentados con gran cantidad de grasa saturada desde que eran fetos, hasta que alcanzaron las ocho semanas después de su nacimiento, revelan que las neuronas se habían atrofiado.

Los análisis de la materia gris de animales alimentados con grasa saturada demostraron la existencia de un número más reducido de dendritas, más cortas y con menos ramificaciones de las necesarias para extenderse, enviar y recibir mensajes.

Además de atrofiar las dendritas, los cerebros de los ratones alimentados con un alto contenido en grasas animales solían pesar menos, y sus cuerpos también eran más pequeños.

La doctora Greenwood explica que las dendritas atrofiadas pueden inutilizar la memoria, ya que en las células cerebrales tienen lugar cambios físicos durante el funcionamiento de la memoria y el aprendizaje: "En momentos en que se ejercita la memoria, por ejemplo: cuando alguien aprende, observamos una expansión de las dendritas; así, la expansión dendrítica parece necesaria en términos de funcionamiento de la memoria."

Desde el punto de vista científico, se trata de un descubrimiento muy importante, que quizás está poniendo de relieve una nueva manera que tiene la grasa saturada de influir perniciosamente sobre el funcionamiento del cerebro.

Recientemente, numerosos científicos han investigado otra nueva teoría según la cual la grasa saturada degradaría la memoria y el aprendizaje, al afectar a la hormona insulina.
Tanto los animales como los seres humanos que comen mucha grasa saturada muestran tendencia a desarrollar resistencia a la insulina. Eso significa que la insulina se hace menos «sensible» y eficiente a la hora de manejar la glucosa en la sangre.
La consecuencia es la aparición de perturbaciones en la utilización de la glucosa por todo el cuerpo, incluido el cerebro, y posiblemente un deterioro cognitivo. Por ejemplo, los diabéticos suelen tener un elevado nivel de glucosa en la sangre y un funcionamiento deficiente de la insulina.
Cada vez se admite más que las personas con diabetes insulino-dependientes (tipo 1) y diabetes no insulino-dependientes (tipo 2) suelen desarrollar diversos tipos de deterioro cognitivos, incluidos problemas de memoria.
Según la doctora Greenwood, los investigadores están cada vez más convencidos de que la principal razón subyacente por la que las grasas saturadas dañan el cerebro, es porque predispone a la persona a la resistencia insulínica, una enfermedad que precede y acompaña a la diabetes y que encontramos en la raíz de los problemas de memoria: «Lo que podemos estar viendo en animales y seres humanos que ingieren mucha grasa, es una resistencia a la insulina o un estado prediabético, que lleva a un deterioro de la memoria».

La grasa también puede dañar el cerebro de otra forma alarmante, cuando se ingiere en exceso un determinado tipo y apenas se prueba de otro, ignorando así la sabiduría evolutiva.
La gran mayoría de los hombres modernos llenan sus células cerebrales con el tipo equivocado de grasa e ignoran el tipo correcto, lo que lleva a crear un desequilibrio muy destructivo.
Entre los llamados ácidos grasos poliinsaturados hay dos tipos básicos: la grasa omega-6 y la grasa omega-3, que tienen composiciones químicas singularmente diferentes.
Durante los tiempos prehistóricos en los que evolucionó el cerebro, nuestros antepasados comieron cantidades iguales de omega-3 y omega-6.
La omega-3 se encuentra en el marisco y nuestro cuerpo también produce algo a partir de otros ácidos grasos que se encuentran en los frutos secos, la verdura y la carne magra.
La omega-6 se obtenía en aquellos tiempos sobre todo de frutas y verduras, frutos secos y legumbres.
En la actualidad, la omega-6 procede principalmente de aceites vegetales refinados.
Esa proporción ideal de grasas se mantuvo durante aproximadarnente cuatro millones de años, hasta el siglo XIX.
La Revolución industrial produjo cambios drásticos, incluido el refinado de los aceites vegetales, con alto contenido de omega-6.

La carne magra de caza se vio sustituida por la carne de vaca y cerdo, muy grasientas.

Durante los últimos ciento cincuenta años, la ingestión de grasa saturada y de omega-6 se disparó, al tiempo que se reducía hasta valores patéticos el consumo de omega-3.

Hoy, el hombre moderno a cada instante ingresa a su organismo aceites refinados y Big Macs, ingiriendo de quince a veinte veces más grasas omega-6 que omega-3.

Esa proporción difiere mucho de lo que son nuestros orígenes genéticos y estamos pagando por ello un alto precio en forma de envejecimiento acelerado e índices cada vez más altos de enfermedades crónicas.

Y el cerebro, al estar compuesto en su mayor parte de grasa (la que usted le proporciona), es el principal objetivo de este peligroso desequilibrio de las grasas.

El exceso de grasas malas y la escasez de grasas buenas puede llegar a provocar la disyunción y muerte de la célula cerebral, y el deterioro de las facultades mentales en personas de todas las edades pero, sobre todo, en los jóvenes y en los adultos mayores.

Resulta notable observar cómo cambia el paisaje del cerebro si se ingiere demasiada grasa poliinsaturada, químicamente clasificada como omega-6.

Cuando los ácidos grasos omega-3 luchan contra los omega-6 por el control de las células, el cerebro se convierte literalmente en un campo de batalla.

Debido a su cantidad tan enorme y a lo mucho que los ingerimos, los omega-6 suelen ganar la batalla, estableciendo un dominio tiránico sobre la actividad neuronal.

Esas constantes victorias de los ornega-6, provocan estragos en el cerebro.
Una de las consecuencias potenciales más temibles del dominio de los omega-6 en las células cerebrales es la persistente inflamación del tejido cerebral.

Tal inflamación puede lesionar los vasos sanguíneos cerebrales, iniciar procesos que matan las células cerebrales, defonnar las membranas de la célula nerviosa, perturbando su funcionamiento normal, interferir en la transmisión del mensaje neuronal y provocar apoplejias, la enfermedad de Alzheimer y, probablemente, todas las enfermedades cerebrales degenerativas.

El proceso es complejo, pero en esencia se produce de la siguiente forma: al metabolizar las grasas (descomponerlas para su utilización), se desprenden productos secundarios, algunos de ellos benignos, y otros nocivos, eso depende del tipo de grasa que se consuma.

El metabolismo de los omega-6 se inicia con un feroz castillo de fuegos artificiales que lanza productos incendiarios, desechos de sustancias similares a hormonas, conocidas como cicosanoides, entre las que se incluyen las prostaglandinas, los leucotrienes y las citoquinas, además de producir los radicales libres, todos los cuales provocan inflamación.

Esto lo han constatado los investigadores, tras detectar de una manera continuada en los cerebros de pacientes de Alzheimer, altos niveles de un tipo de prostaglandina proinflamatoria (una sustancia similar a una hormona).

El doctor K. N. Prasad y sus colegas del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Colorado, en Denver, ha denominado «neurotoxinas» a determinadas prostaglandinas, debido a que matan las células cerebrales. Tales descubrimientos han llevado a los investigadores a creer que la activación de estos mecanismos inflamatorios provoca la degeneración de las células cerebrales.

El bajo rendimiento cerebral de las personas que ingieren un exceso de grasas omega-6 no es sólo una teoría: está fehacientemente documentado.

Las investigaciones ha puesto de relieve que las personas ancianas que siguen dietas altas en omega-6 muestran un funcionamiento mental más deficiente y una mayor pérdida de memona.

En un gran estudio que se llevó a cabo en Holanda (el Estudio de Ancianos Zutphen) se analizaron las dietas de unos 1.300 hombres de edades comprendidas entre los sesenta y cuatro y los ochenta y cuatro años.

Tras someterlos a pruebas estándard para valorar su funcionamiento intelectual, quedó claro que los que comían más grasa omega-6, principalmente en forma de margarinas, grasas cocinadas y salsas, tenían un riesgo un 75 por ciento superior de sufrir deterioro cognitivo, incluida la pérdida de memoria, que los que ingerían menos grasas omega-6.

Lo crítico para el cerebro no es sólo la cantidad total de ácidos grasos omega-6 y omega-3 que se ingiere, sino la relación entre cada uno de ellos, es decir, la proporción.
De hecho, según los estudios llevados a cabo por el destacado psicólogo israelí Shlomo Yehuda, en la Universidad Bar-llan de Ramat Gan, esa proporción constituye el factor esencial que determina lo bien que se transmite la información de una neurona a otra.
En el mundo antiguo, no se comia más de una molécula de ácido graso omega~6 por cada molécula de omega-3, lo que permitía un buen funcionamiento del cerebro.
Algunos expertos sugieren actualmente que se puede alganzar un excelente funcionamiento cerebral restringiendo el consumo de ácidos grasos omega-6 a cuatro moléculas por cada molécula de omega-3 que se tome, es decir, a una proporción de cuatro a una.
El doctor Yehuda, de Israel, afirma que esa sería la proporción «óptima».
En los animales de laboratorio se ha descubierto que esta proporción de cuatro a uno mejoraba mucho el aprendizaje, el sueñio, reducía los ataques apopléticos y hasta invertía en buena medida los problemas de aprendizaje inducidos por las toxinas de la célula nerviosa.

miércoles, 6 de junio de 2007

Omega3 y el cerebro :)

No Permita Que su Cerebro Falle por Falta de Grasas Buenas.



Sí señoras y señores, debemos usar Omega 3 para nuestro cerebro, para la depresión, para prevenir malos humores, fallas de la memoria, y muchas otras aflicciones de la mente y del alma.

En esta página trataremos sobre: el componente principal del cerebro, por qué es importante dar a la mente grasa buena, el daño de las grasas Trans a su mente, los comportamientos relacionados con la carencia de Omega 3, por qué es importante Omega 3 para la depresión, mis recomendaciones finales para evitar la depresión ....... Manténgase en sintonía.

La mayoría de la gente está enterada de que el aceite de pescado Omega 3 tiene múltiples beneficios como la protección contra la enfermedad cardíaca.

Pero mucha gente no es consciente de investigaciónes que indican que DHA, un componente importante de los Acídos Grasos Omega 3, es crítico en la función del cerebro, especialmente en niños e individuos viejos.

Sí, las grasas componen el 60% de nuestros cerebros. Así como las proteínas forman nuestros músculos y el calcio nuestros huesos, las grasas hacen nuestro cerebro. Pero no cualquier grasa. Necesitamos una grasa especial, DHA, que es el componente principal de nuestro cerebro. Repito, DHA es el componente principal del tejido cerebral.

Dicho lo anterior, es muy simple entender por qué si no proveemos nuestro cuerpo de bastante Omega 3 va a haber un cierto desequilibrio en la química del cerebro. Por lo tanto, en nuestra función u operación cerebral.

En ese caso, de deficiencia de Omega 3, en vez de DHA nuestro cuerpo utiliza cualesquiera grasa que esté disponible: Omega 6 y ácidos grasos Trans.

Daño Producido por las Grasas Trans en su Cerebro.

Si Ud. no tiene mucho DHA en su sangre, el cuerpo puede usar como material de construcción del cerebro grasas Trans. Aunque las grasas Trans(aceites hidrogenados) tengan forma diferente al DHA: son rectas, mientras que el DHA es curvo.

Si repite el escenario a diario, puede terminar con una depresión, falla de memoria, mal humor. Haga esto a cerebros en desarrollo y tiene niños con dificultades para aprender, problemas de comportamiento en clase. Sus neuronas tendrán conexiones defectuosas, sin Omega 3, pero con grasas Trans.

El ojo humano es otro ejemplo perfecto de la importancia de comer la clase apropiada de grasa. La retina del ojo tiene una alta concentración de DHA, que el cuerpo forma de las grasas nutritivas en la dieta. Cuanto más nutritiva la grasa, mejor puede funcionar. Y puesto que la mayoría de la gente es muy visual para aprender, unos ojos mejores significan mejores cerebros.

Esto debe ser una razón para no creer mucho en esas dietas bajas en grasas buenas.

Las conexiones que nuestras neuronas hacen con Omega 6 y las grasas Trans deforman los patrones normales del cerebro. Nuestras neuronas comienzan a funcionar diferente, menos eficientemente, produciendo comportamientos anormales. Cambios sutiles, delicados.
Las deficiencias en Omega 3 crean niveles bajos de serotonina y de dopamina que comprometen la barrera cerebral, que a su vez protege el cerebro contra materiales indeseables.

También disminuye el flujo normal de la sangre al cerebro, que se relaciona con pacientes con depresión y humor alterado.

Niños que tienen cantidades bajas de DHA en su dieta tienen un desarrollo reducido del cerebro y disminuida la agudeza visual.

La mayor inteligencia y funcionamiento académico de niños criados al pecho, comparados con los niños alimentados con leche no materna se ha atribuido en parte al contenido mayor de DHA de la leche humana.

Algunos niños con funcionamiento pobre en la escuela debido a déficit de atención, se ha demostrado que tienen bajos ácidos grasos esenciales en su dieta.

Hay dos partes en la vida donde es especialmente importante la nutrición del cerebro: la infancia y las últimas décadas. Los cerebros en crecimiento y los que envejecen necesitan más aceite de pescado Omega 3.

DHA es esencial para el crecimiento y el desarrollo funcional del cerebro. Las deficiencias de DHA en infancia se han asociado a debilidad visual y al desarrollo posterior de desórdenes, incluyendo el desorden de déficit de la atención con hiperactividad (ADHD).

Si alimentas el cerebro que envejece con las grasas incorrectas, grasas Trans y Omega 6, puede aparecer un cierto deterioro del sistema nervioso central.

Los niveles bajos de DHA se relacionan con la enfermedad de Alzheimer. En un estudio que seguía por 10 años los niveles de DHA en 1.188 americanos mayores, la enfermedad de Alzheimer era el 67% más probable de desarrollarse en individuos con niveles bajos de DHA.

Algunos Comportamientos Asociados a la Deficiencia de Omega 3.

  • Depresión.
  • Desorden bipolar o enfermedad maniaco-depresiva.
  • Dificultades de la concentración.
  • Algunas esquizofrenias.
  • Agresión.
  • Desorden de déficit de atención.
  • Depresión postpartum.

El Omega 3 para la depresión ha sido conocido desde hace mucho tiempo. Donde quiera que el pescado es común la depresión es rara. Los estudios demuestran que los niveles del omega-3 en sangre son más bajos en gente con depresión severa. El uso de Omega 3 para la depresión se basa en la regulación de la serotonina del cerebro, un anti-depresivo natural. Se ha llamado el Prozac de la naturaleza.

Un estudio en Belmont, Massachusetts, con pacientes suicidas deprimidos los dividió en dos grupos, uno que tomaba a 9 gramos/día de Omega 3, el otro con un placebo. Después de 4 meses pararon el estudio por razones éticas. Pensaron que sería poco éticos si negaran al grupo del placebo las grandes ventajas del aceite de pescado. El Omega 3 para la depresión, una buena alternativa.

Algunos esquizofrénicos tienen niveles bajos DHA en la sangre. Cuando recibieron aceite de pescado sus síntomas se convirtieron en menos severos, menos apatía y menos comportamiento no cooperativo, menos alucinaciones y agresión.

Incluso los monos criados con dietas deficientes en omega-3 exhibieron comportamientos agitados e inestables.

En un estudio publicado en 1999, el aceite de pescado fue utilizado como alternativa al litio, en desorden bipolar. El Omega 3 tuvo buenos efectos de estabilización del humor sin los efectos secundarios negativos de las medicaciones tradicionales (es decir, litio), por ejemplo embobamiento, aumento del peso, temblores, somnolencia, acné, y problemas del riñón. Los pacientes pueden llevar vidas normales, más estabilidad del humor.

Los niños con ADD y ADHD a los que se les da aceite de pescado mejoraron más que con Ritalina. Mejoraron su comportamiento, concentración y relación con sus padres en más del 90% de los niños estudiados. ¿Qué más podemos decir? ¿Qué droga puede hacer eso?

La investigación psiquiátrica alega que una tercera parte de los actos violentos entre presos puede ser evitada dándoles omega-3 y suplementos de vitamina.

La demencia se asocia a niveles bajos de DHA. La demencia ahora afecta el cerca de 47% de la población sobre 80 años de edad, en países occidentales. La investigación ha confirmado la asociación entre los niveles bajos de DHA y de EPA y el deterioro de la función cognoscitiva. Otros estudios han encontrado que la suplementación de aceite de pescado mejora el humor, la cooperación, el apetito, el sueño, y la memoria a corto plazo en los pacientes con la enfermedad de Alzheimer.

Mis Sugerencias para Evitar la Depresión.

Además de Omega 3 para la depresión, hay un número de opciones para Ud. que teme deprimirse o que ya está sufriéndolo: Su dieta y el ejercicio.. Sí, sí, a muchos les debe sonar horrible que todo vaya allá: dieta y ejercicio.

Una dieta alta en Omega 6, o sea alta en granos y carbohidratos, favorece la depresión. Debe limitar sus carbohidratos a comer vegetales y a algunas frutas. Cero granos o cereales. Para más información visite mi futura página sobre dieta.

Todos los días hay más evidencia de que el ejercicio se debe tomar como una droga. Sí señores, como una droga debe ser diario, cuidadosamente aplicado. En intensidad, frecuencia y duración necesarias para conseguir los resultados correctos.

Resumiendo, hemos cubierto que: la grasa es el componente principal de nuestro cerebro, por qué es importante dar a nuestro cerebro las grasas buenas, los daños de las grasas Trans y Omega 6, los comportamientos relacionados con la carencia de Omega 3, porqué es Omega importante 3 para la depresión y mis recomendaciones para evitar la depresión.